1. Los resultados:
Acudieron a votar 924,029 ciudadanos de 2.2 millones habilitados, esto significa una participación del 43.3%, en otras palabras, una abstención del 57%, que en términos absolutos constituyen más de un millón de personas que no acudió a las urnas. Una de las abstenciones más altas de la historia electoral del país. De quienes acudieron a votar 705,144 (77.8%) se pronunciaron por el SI, mientras que 201,247 (22.2%) lo hicieron por el NO. Los votos en blanco sumaron 9,751 y los votos nulos 7,528.
Los promedios más altos obtenidos por el voto NO fueron en Comarca Ngobe-Bugle 35.3%; Comarca Wargandi 34.67%; Veraguas 27.2%; Kuna Yala 25.64%; Comarca Emberá 25,59%; Los Santos 24.97%; Bocas del Toro 22.64% y Panamá 22.62%.
La votación más baja del NO fue en Chiriquí 15.15% y Darién 15.46%. En el resto el promedio del No osciló entre el 20 y 22 %.
Considerando los circuitos es destacable el porcentaje de votos por el NO en Kankintú (Comarca Ngobe-Bugle) donde llegamos al 45% de los votos emitidos. En San Miguelito, distrito obrero por excelencia el promedio estuvo por el 25%, resultado que se repitió en otros circuitos como 8-8 y 8-9.
La abstención fue mayor en la Comarca Gnobe-Buglé 69%, Darién 67%, Bocas 62%, Colón 65%, Embera y Madugandí 61%. La mayor participación electoral se dio en Herrera y Los Santos donde anduvo por el 50%. En la provincia de Panamá la abstención fue de 56%.
2. ¿Qué significa la alta abstención?:
Lo más destacable del referéndum del 22 de octubre, sobre la ampliación del Canal de Panamá mediante un tercer juego de esclusas, fue la abstención. El alto abstencionismo, 57% del electorado, alcanzó una cota histórica, que no fue prevista por nadie y al que no llamó ninguna fuerza política organizada, fue un fenómeno espontáneo de las masas.
El abstencionismo tradicional, es decir, ese porcentaje de la población a la que le es indiferente la política y que suele abstenerse de participar, nunca en la historia republicana ha superado el 30% del electorado.
Esto quiere decir que estamos ante un fenómeno inédito. Contrario a lo que sostienen los jerarcas del actual gobierno y los defensores del “Sí”, no se trata de una actitud de “irresponsabilidad” o “falta de conciencia ciudadana” o que simplemente la juventud, que fue la que más se abstuvo, lo hizo motivada por un juego de fútbol o para irse a la playa.
No hay la menor duda que, aunque el abstencionismo obedece a distintas razones, la que más pesó en este caso (y lo nuevo) consiste en un rechazo al régimen político, un rechazo a los partidos tradicionales, a los gobernantes y a la Junta Directiva de la ACP. Rechazo que se expresó en la conocida expresión: “para qué voy a votar, si al final ellos hacen lo que les da la gana”.
En este sentido, el alto abstencionismo del referéndum confirma lo que ya veníamos diciendo desde la fundación de Fuerza Política Alternativa y el Partido Alternativa Popular: con las elecciones de 2004 y el rápido desencanto con Martín Torrijos y el gobierno del PRD, el régimen político nacido de la invasión de 1989 llegó a su punto culminante y empieza a caer. El descrédito de los partidos tradicionales es enorme.
Esta es una de las razones que impulsan la necesidad de construir una nueva propuesta política que levante las aspiraciones de los sectores populares frente al desencanto generalizado que producen los partidos tradicionales. Allí hay parte del material humano con que deberemos construir la nueva oferta política que es el PAP, si logramos convencerlos de que estamos edificando una oferta seria y alternativa.
Sin embargo, no puede afirmarse, como lo ha hecho Alternativa Popular Patriótica (APP), que esta abstención es una especie de “No solapado” que nos podamos adscribir. En realidad la abstención refleja un alto porcentaje de la ciudadanía que repudia a los políticos tradicionales, pero todavía no confía en las organizaciones populares y su llamado al voto NO.
Es gente que rompe con los partidos tradicionales pero que aún no ha sido ganada a un proyecto alternativo por diversas razones, entre ellas probablemente: porque no hemos terminado de formular una propuesta de gobierno (partido) coherente, por el sectarismo, vanguardismo y divisionismo que impera en el sector popular y que es evidente, entre otras. Sólo superando esos defectos, el sector popular podrá sumar un porcentaje significativo de esa abstención.
3. El voto “NO” muestra la influencia de las organizaciones populares:
Contrario al balance negativo que hacen algunos sectores, influenciados por la propaganda gubernamental, los resultados del voto “NO” no pueden considerarse como una derrota, pese a que no fue mayoritario, sino como un éxito.
Tómese en cuenta que es la primera vez en 20 años que las organizaciones populares participan de un proceso eleccionario, además de todos los factores en contra que tuvimos, como el control de los medios de comunicación, la falta de recursos económicos, inclusive la falta de unidad que se mantuvo hasta el final, hasta la falta de experiencia electoral (incluso hubo sectores que no aportaron jurados de mesa). Tampoco hay en este período luchas populares y, la única que hubo, la huelga docente, acabó debilitada.
Claro que si alguien pensó que el voto No ganaría el referéndum, contra todos los pronósticos y con todos los factores mencionados en contra, puede creer que se trata de una derrota. Pero esa idea, errónea desde todo punto de vista, no la pudo tener quien haya militado por el no, hablado con la gente, repartido volantes, porque la situación era evidente desde semanas antes.
Por el voto “NO”, se pronunciaron 200,000 electores, el 22% de los votos emitidos, que corresponden al 10% del electorado. Voto que fue producto de las organizaciones populares que no participaban de un torneo electoral desde 1984.
El voto “NO” fue mayor en algunas zonas, destacándose las Comarcas indígenas en algunas de las cuales alcanzó el 35% de la votación, pese a los “bonos de ayuda” del gobierno. Hay que destacar Veraguas donde fue del 27%. Y algunos corregimientos de Panamá y San Miguelito con 25%.
Este voto “NO” fue producto de un sector del electorado altamente conciente, en gran parte organizado. Fue un resultado en gran medida orgánico y de la periferia de las organizaciones populares, incluyendo a FRENADESO, pero también gracias al trabajo de organizaciones como el PAP, intelectuales de izquierda como los de la UNNO y grupos de base del Panameñismo, como el encabezado por Gloria Young (MUPANO).
Las pocas figuras de la derecha y la oligarquía que llamaron al voto “NO”, como Guillermo Endara o Juan Carlos Varela (el Partido Panameñista) o la fracción dirigente del MOLIRENA, no pueden reclamar para sí el alcance de este voto, ya que prácticamente no hicieron campaña, ni movilizaron a su electorado.
Basten dos ejemplos: el partido de Endara no quiso aportar jurados de mesa; en Ocú, circuito de Varela, no sólo ganó el SI, sino que en el área rural sólo pusieron dos jurados en 24 mesas, los cuales confesaron a un compañero nuestro que votarían por el SI. Además, las figuras más conspicuas, los dirigentes más tradicionales y oligárquicos de estos partidos (como Mireya Moscoso y Billi Ford) hicieron campaña por el “Sí”.
Por ende, el voto “NO”, a diferencia de la abstención, constituye el espacio político ganado por las organizaciones populares. Esos 200 mil electores son el producto de 15 ó 20 años de lucha contra el régimen neoliberal. Este es el espacio privilegiado para la construcción de una nueva oferta política antineoliberal, antioligárquica y popular.
El voto “NO” debió ser un poco mayor, pues algunas encuestas nos daban hasta 1/3 del electorado. Hay que preguntarse por qué no se pudo sumar ese 10% adicional. Seguramente esto se debió, en buena parte, a algunos defectos que caracterizan a las organizaciones populares y que impidieron sumar: falsas poses radicales que son vistas como infantiles por parte de la ciudadanía, vanguardismo, sectarismo, desconfianza y desunión entre las organizaciones. Y esto vale para todos los sectores que estuvimos involucrados en esta campaña, y no para uno sólo como creen algunos.
Capitalizar ese importante porcentaje del electorado requiere no sólo superar los problemas de método, sino también exige tener una política y ésta sólo puede ser la construcción de un partido electoral amplio, democrático y popular que se proponga disputar el poder a los partidos de la oligarquía. Lamentablemente un sector importante de la dirigencia popular, influido por APP, sigue negándose a ver la gran oportunidad que tenemos enfrente.
4. El “SI” se impuso, pero no ganó:
El resultado favorable al SI es contradictorio: por un lado, se explica por el peso orgánico coaligado del PRD (el aparato político más poderoso que haya existido en el país), el Ejecutivo y las fuerzas de la burguesía (incluidos los medios de comunicación); por otro, y pese a todo eso, no pudieron convencer a la mayoría del electorado de apoyarles en las urnas. Si hay que hablar de derrota o fracaso, fue el del SI que, ganando, han perdido parte de su electorado, pese a los millones gastados.
Por ende, no es de extrañar que todas las fuerzas oligárquicas del régimen movilizaran a favor del “SI”, 700 mil votantes (78% de los que acudieron a votar). Lo que sí llama la atención es que todas las fuerzas de la burguesía unidas apenas pudieron obtener el voto favorable del 30% del electorado.
Esto evidencia lo que ya hemos señalado: la gran falta de credibilidad en el régimen político. Mal puede afirmar el gobierno que la propuesta de ampliación “fue aprobada por la mayoría de la población”.
En muchos países, cuando se realiza este tipo de consulta, está claramente estatuído que si no se obtiene el 50% más uno, no se puede considerar aprobado un proyecto. En otros se requiere la participación mínima del 50% para considerar válidos los resultados.
Se puede decir que el proyecto de ampliación carece de legitimidad. Además de que contiene todos los defectos financieros y ecológicos que fueron señalados. Pronto, las mentiras sobre la creación de empleos, que movió a un gran sector de los que votaron “SI”, se desenmascararán. Con lo cual es previsible una profundización de la crisis de credibilidad del régimen y del partido de gobierno, cuando una parte considerable de quienes votaron a favor descubra que fueron engañados.
5. FPA-PAP hizo una buena campaña por el “NO:
Un punto especial amerita la actividad desplegada por el proyecto FPA-PAP durante la campaña del referéndum. Recordemos que este proyecto político nació al mismo tiempo que se hacía público el proyecto de ampliación del Canal. Que definimos dar a conocer nuestra propuesta política caracterizándonos por jugar un papel en el llamado al voto no. Hoy estamos en condiciones de afirmar que ese objetivo fue cumplido a cabalidad.
Fuimos una de las primeras organizaciones en pronunciarnos contra la propuesta de ampliación, luego de dos sesiones plenarias de estudio del documento. También fuimos de las primeras organizaciones en inscribirnos ante el Tribunal Electoral como “grupo del No”, lo cual constituyó un gran acierto que nos abrió la participación en muchos medios de comunicación.
Desde la primera semana ocupamos el espacio que nos tocó en el Canal 11 y aparecimos regularmente en otros canales de TV. Abrimos un espacio de media hora cada sábado en Radio Libre, y uno diario en Metrópolis. En Santiago, nuestro dirigente Víctor Jordán montó uno de los programas más escuchados de la provincia, en el que se estrenaron varias de las canciones más populares contra la ampliación. Semanalmente aparecimos en los diarios.
Aparte de la aparición en los medios realizamos dos debates formales en la Universidad de Panamá, uno en Derecho y otro en Humanidades, además de que participamos en otros que fueron organizados por otros sectores, como un debate en la Universidad Tecnológica y otras conferencias en el interior.
En Derecho se tuvo un gran éxito con el referéndum de la facultad, en cuya organización participamos y ganó ampliamente el “NO”. Esto fue decisivo para influir una parte de la juventud que parecía ganada por el PRD a favor de la propuesta. Además, nuestras organizaciones estudiantiles organizaron varios piqueteos en la Universidad de Panamá.
Orgánicamente trabajamos la participación en las Mesas de Votación y Juntas Circuitales. Y tuvimos representación en la Junta Nacional de Escrutinio como parte de un acuerdo de todos los grupos del NO. Es decir, empezamos a ocupar un espacio, aunque sea pequeño, de la superestructura política del país, gracias a la existencia del proyecto FPA-PAP.
6. La tarea que sigue, un partido político popular:
Los resultados del referéndum confirman lo que ya decíamos desde marzo cuando se constituyó la FPA : está abierta la coyuntura histórica para la conformación de una nueva alternativa político electoral que represente las aspiraciones de nuestro pueblo: una alternativa de los sectores populares que levante un programa antineoliberal, antioligárquico, democrático y popular.
Esta tarea solo puede ser acometida por las organizaciones populares superando los sectarismos y anteponiendo la unidad. Comprendiendo que no basta luchar en las calles contra el régimen neoliberal y sus medidas impopulares. Hay que ser capaces de mostrar que podemos construir otro Panamá cuya base sea una democracia real, donde se respete la voluntad popular y que se anteponga a la ganancia de unos pocos el bienestar económico y social de las mayorías, que haga del Canal fuente de beneficio para pueblo panameño y no de los banqueros.
Hacer eso requiere un partido político que aspire al poder utilizando todas las herramientas que brinda la democracia formal actual. Ese es el embrión de partido que estamos construyendo y que hemos denominado Partido Alternativa Popular.
Por supuesto, hay todavía un diálogo pendiente respecto a esta tarea con importantes sectores organizados, como los dirigentes de FRENADESO, y con otros grupos que no han terminado de sumarse a la propuesta. En ese sentido, como dijimos en nuestra Declaración Constitutiva, el diálogo y las puertas permanecerán abiertas.
Panamá, 30 de octubre de 2006